viernes, mayo 25, 2007

¡Ahhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!!!!!!!!!!

Se viene el mundo abajo
y el infierno está en la cabeza
sube, baja y te abraza
y viento
sacudón, huracán
porqué las partituras vuelan
en circulo a la vela, candelabro
que esconde bajo todas sus alas
la bruma y el vacío

El orgasmo que no llega
y es la nada negra que se
chupa todo para adentro
y no se muere
nunca.

Son las ganas de viajar
por pocos chelines
apenas un par de libras
viajar, en barco viajar,
desde un puerto hacia el mundo
oscuro y demente
que me prende las costillas
como a un cordero salado
a las brasas.

Las cenizas y el alcohol
quedaron en el aire
son silencio
y mucha mierda
demasiada oscuridad

Que hicieron los Beatles

Que vuelva el vaso
con dos hielos girando entre ron
y un limón en la garganta
naranja atardecer
que se quiere desplomar un feriado
asqueroso.

Hay mucha luz en la manzana
le pido un poco más de jugo
y las piernas zigzaguean
mi jardín
verde oscuro y humedad
luna fresca.

Lejos de todo estas vos
hasta de mí que no alcanzo
a ojear cual era la camisa
la que te quedaba bien
y escondía secretos
en los pliegues.

La música es entre los árboles
si o si
con muchas sombras
y de noche
para no despertar los intentos.

Tengo una guitarra
y suena desprolija como soplar
otoños
y esperar primaveras
tomar café con leche
o coñac
con una tela que deje
aroma a todo lo perdido
y a todo lo encantado
que duerme en mis espaldas.

martes, mayo 22, 2007

Postales desde el Paraná





Desde la boca del Río de la Plata hacia arriba
Río Paraná
no es una mancha de gasoil
es un brazo agitado
que baña las costas de Baradero
se mece entre Posadas y Encarnación
es ruta de exportación.
Los barcos, los botes vibran de frente
a Escobar
llegan a San Pedro, escala
hasta San Nicolas
y el humo de la industria.
Puerto y aguas mansas
lunares de sol
emoción.
Río Paraná
me duerme el caudal indomable
de barcos petroleros
y noches verdes.
Paraná del otoño en San Fernando
y primavera en Rosario
hace algún tiempo con mate.
Desde cualquier lado
me derrite la piel
me quema los ojos
me moja los dedos
y sigo buscando
los lugares
donde pasa el Paraná.





jueves, mayo 17, 2007

Primer mundo

Sin Roma no hay ruinas ni escala
de naranjas
fuerte y oscuro el café
corto y fuerte

Nueva York y sus tardes de ajedrez
los suburbios de aerosol
casi gris de cocaína la orilla
de enfrente el río Hudson
río agua verde navegable
y los diques río verde
y el olor a pescado desde
el puerto en la manzana
y la fruta en la esquinas
peras frescas gran manzana
y los locos los espejos
los gusanos subterráneos
y la quinta…
la avenida con mayúscula
siempre erecta
Buenos Aires lindo nombre
Nueva York: un estado mental

Sin Roma no hay matices ni paredes
con reflejos de sol

lunes, mayo 07, 2007

Impulso


Otro invierno en los huesos
otro julio en blanco y gris
y un otoño verde inundado
de noches lloviznas
otra noche de un beso
para hornallas y tabúes
más hojas de una radio
clavada en AM sólo cuando
llueve previendo la mañana gris
noche de ríos, de corriente, de caudal de
bolsas de supermercado
otro invierno a derivar
atragantarse en las costillas
una tarde gris, el pasto bien verde
otra vez se empañan los vidrios para nadie
para estar solo y escuchar tata dioses
que apuntan a donde debería estar la luna
y hay nubes amuradas
vamos que amanece y no aclara
y la cama esta deshecha
y la ropa por el piso, mojada
y los libros apilados
los ceniceros llenos
y las sabanas que eran para mi.

martes, mayo 01, 2007

Voyager

Cuando llegó el mensaje ya sabían todo y más.
Sabían de distancia y tiempo, de música y de ideas. No habían escuchado a Hendrix, pero sabían de qué se trataba todo esto. Conocían los hielos del sur y el frío del norte, que el calor inexorablemente nacía del centro. Estaban enterados del poder de los átomos, del valor de la espada, sabían de vicios y enfermedades, de creación y colonización. Supieron mucho antes que el amor… Fracasaría.
Conocieron el dinero y en 1929 hicieron temblar Wall Street, pero no escuchamos. Ahogaron más de un puñado de voces en Vietnam y no quisimos escuchar. Sabían de mosquitos, de extraer sangre, de la vida y la sombra. No evitaron que el mar devorara las costas de Oriente. Sabían que la luna gobierna las mareas, que el poder corrompe.
Cuando llegó el mensaje, ya sabían todo.
Igualmente lo miraron, lo tocaron, lo entendieron. No impidieron que la tierra recaliente sus entrañas para probar si alguien a miles de años luz de su lugar escuchaba su mensaje.